El tlacoyo es un alimento tradicional en México y su consumo data desde mucho antes de la llegada de los españoles al continente americano.
Cuando los indígenas prehispánicos emprendían largos viajes, llenaban su “itacate” (una especie de mochila) con tlacoyos y su “guaje” con agua o pulque.
Según algunos historiadores, los españoles probaron los tlacoyos por primera vez en el tianguis de Tlatelolco en lo que hoy es la Ciudad de México. Y les gustó tanto, que incluyeron este alimento en su dieta, agregándoles productos derivados de la res y lácteos.
La composición básica de un Tlacoyo es una pequeña empanada de maíz azul o blanco, rellena de frijoles, habas, chicharrón o requesón. Como complemento, se sirven con una mezcla de ingredientes como crema, queso, salsa, nopales, cebolla y cilantro.
Los tlacoyos son una pieza fundamental de la gastronomía mexicana, ya que muchos antojitos en México tienen su origen en el tlacoyo. Los sopes, huaraches y gorditas fueron creados a forma y semejanza de este manjar de masa.
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El Tlacoyo en Cuernavaca
En Cuernavaca, los mejores tlacoyos, son sin duda los Tlacoyos de Oli. Quien desde hace más de 30 años atiende a su clientela en la esquina de las calles de Avenida Central y calle Cuernavaca, a una cuadra de la glorieta de La Luna, en la capital de Morelos.
Son Tlacoyos cocinados en fogón de carbón, con comal de barro, lo que le da su característico sabor. La Salsa y los nopales servidos sobre una cama de crema y queso, no pueden faltar en los tlacoyos, acompañados de un agua de sabor como horchata y Jamaica, o un buen jugo de naranja, que también venden en el lugar. Son tan buenos los Tlacoyos de Oli, que si no llega temprano, tendrá que quedarse con el antojo, pues se terminan muy rápido, pasadito el mediodía ya no hay.
