La ciudad tolteca de Tula, en el actual estado de Hidalgo, fue la más importante en México, entre los siglos X y XII. Tras la caída de Teotihuacán y antes del florecimiento de Tenochtitlán.
Durante su mayor apogeo, Tula abarcaba 16 kilómetros cuadrados y se calcula que su población era de más de 40 mil personas.
Luego de disputas internas, a mediados del siglo XII, el fuego arrasó el imperio Tolteca y a su capital Tula.
Hoy solo quedan vestigios de sus palacios, templos y juegos de pelota en la zona arqueológica del mismo nombre, cercano al pueblo de Tula de Allende.
La zona arqueológica de Tula es famosa por las esculturas gigantes de piedra, los llamados Atlantes.
Estos guerreros de casi cinco metros de altura, con atavíos de batalla coronan la pirámide de Tlahuizcalpantecuhtli (el planeta Venus) junto con una serpiente y otros pilares que se cree que sustentaron en su día un techo.
Las bases del templo y del Coatepantli o muro de las serpientes, se decoran con frisos de serpientes, águilas y jaguares que devoran corazones humanos.
Existen muchas similitudes con la ciudad maya de Chichén Itzá, como los chaac mool y las grandes dimensiones de los juegos de pelota.
Según la leyenda el rey tolteca Topiltzin fue expulsado de Tula y huyó a la península de Yucatán, donde alentó un renacimiento cultural.
Algunas teorías recientes ponen esto en duda y sostienen que las semejanzas entre Tula y Chichen Itzá, son el resultado de la influencia maya sobre Tula y no al revés.
Para visitar la zona, no olvide llevar un sombrero y bloqueador solar, pues los rayos del sol son fuertes y no hay mucha sombra.
En la zona arqueológica hay un pequeño Museo de sitio y artesanos que vende miniaturas de los atlantes, elaborados de yeso y pintados a mano.
Durante el mundial en México 1986, la sombra de un guerrero sobre uno de los atlantes, fue uno de los carteles promocionales con los que México se dio a conocer al mundo en esa competencia.
La cercana ciudad de Tula de Allende, cuenta con un convento del siglo XVI, cubierto de almenas como un castillo medieval. En su interior hay bóvedas góticas doradas. Si se observa con cuidado en su visita a la ciudad, podrá encontrar algunas casas viejas con cabezas de serpientes prehispánicas empotradas en sus paredes.